Un texto del gran Mario Benedetti, que sin duda hay mucho que aprender en los renglones de cada una de sus obras.
Pedro, víctima de una tortura por lealtad a sus amigos y a su causa se ve envuelto en un juego de maltrato psicológico y físico en el que tendrá que buscar seguir fiel a sus ideales. Es un hombre que usa su silencio casi como un escudo y su negativa casi como un arma, un hombre que prefiere la muerte a la traición. Aunque en la obra nunca se dice certeramente dónde transcurre. Pedro es de extrema izquierda, mientras la ideología del capitán es de extrema derecha. Dos hombres, dos personas, ambos con zonas de vulnerabilidad y resistencia; una batalla entre un torturador y un torturado. Esta puesta en escena de “Pedro y el Capitán” el director ha transformado el texto de Benedetti, un texto duro y directo en cinco cuadros que ahondan en el profundo pozo de la psicología del ser humano. “Pedro y el Capitán” es un tenso y largo diálogo entre víctima y verdugo que se desarrolla en una sala de interrogatorios. En palabra del propio autor Mario Benedetti “La obra no es el enfrentamiento de un monstruo y un santo, sino de dos hombres, dos seres de carne y hueso, ambos con zonas de vulnerabilidad y de resistencia”. Parece claro que la obra responde a un deseo del autor de dar forma a un contenido que tiene necesidad de expresar un ajuste de cuentas con un tema o una realidad que le concierne. Esta necesidad encuentra su cauce precisamente en un impulso de comunicación directa, es decir, eliminando intermediarios entre los personajes y el espectador.