Con la participación de:
–Iñaki Markez,autor del libro
–Begoña Madarieta,miembro de la sección de Hª de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
–Jorge Barrón, médico microbiólogo, miembro de Osalde, asociación por el derecho a la salud.
Nos presentan la guerra, las guerras, con imagen de impunidad en persuasivos discursos donde el derecho a matar prevalece sobre los derechos humanos y, por ello, a la propia vida. Olvidan que existen los derechos de las personas, la ética y la mismísima paz. Insisten que cada época tiene su guerra y que es el recurso para obtener armonía social y paz, o quizá para debilitar a los adversarios.
Aquel pionero del psicoanálisis de finales del siglo XIX y albores del siglo XX, antes de la primera Gran Guerra, y el sabio que cambió el mundo, se vieron marcados por un brutal y cruel conflicto bélico como nunca anteriormente se había conocido. Sigmund Freud y Albert Einstein llegaron a encontrarse, aunque sus mundos científicos estuvieran alejados. Dos iconos en la historia de las ideas, tan dispares y cercanos que, si vivieran en la actualidad, quedarían escandalizados por los acontecimientos bélicos y se declararían pacifistas, antifascistas, antinucleares y antimilitaristas, como lo manifestaron cien años antes, buscando una sociedad más culta, a la que se enseñara a reflexionar, donde pudiéramos pensar en la vida de una población sin desigualdades.
Estamos ante un ensayo apoyado en recorridos históricos, con miradas detenidas en las vidas y obras de Freud y Einstein, de quienes tanto se desconoce más allá de algunos tópicos muy mediáticos, ilustres opinadores en años de guerras europeas y mundiales que se envuelven en la autoridad intelectual de dos genios que reflexionan sobre la guerra y el pacifismo activo y militante. Sabían que las guerras, también las actuales del siglo XXI, aniquilan territorios, personas y civilizaciones.
Aquí estamos ante un libro que opina y se detiene sobre las guerras recientes, también sobre la actual en Ucrania. La guerra no es creativa, solo destruye, aunque genere riqueza y más poder para quienes negocian con la muerte y la destrucción.